Qué difícil es no poder opinar sobre política cuando un contexto nacional y el innegable derecho al debate por nuestras ideologías nos lo exige.
En Argentina, por estos meses nos encontramos entre 2 fechas claves que agrupan a una gran cantidad de personas entre oficialistas y opositores, se trata de manifestaciones en las calles con el ingrediente de una convocatoria y una campaña propagandística adaptada a las redes sociales sin precedentes en nuestro país.
Y entre medio de esta marcada dicotomía nacional, estamos los profesionales en Social Media, los habituados al terreno, los que conocemos todos los trucos y protocolos, los que vivimos aquí unas 100 horas semanales… La gente está en nuestra cancha, las opiniones se enardecen, los comentarios proliferan por doquier… Y nosotros sólo podemos limitarnos a observar…
¿Por qué? Porque innegablemente estamos ligados a una marca, y una marca debe perdurar en el tiempo más allá de los partidos políticos, tiene una reputación que mantener y un mercado que, a pesar de valorar las cualidades de sus productos o servicios, fácilmente podría dejar de elegirlos por cuestiones meramente socio-culturales.
Algo que no podemos negar en la era 2.0: el mundo se ha convertido en un escenario, y nos insta a mostrarnos constantemente, a contar quiénes somos, en qué estamos pensando en este mismo momento. Los CMs, aunque muy entrenados en los pro y los contra de esta dinámica, no dejamos de estar diariamente expuestos a ella.
Un CM experimentado llenará varias páginas de resultados de búsqueda en Google, porque nos dedicamos a compartir y a posicionar, tanto a las marcas para las que trabajamos como a nosotros mismos, porque sabemos que también somos una marca.
Y aquí el meollo de la cuestión: ¿Cuántas veces se ha dicho que el CM es la voz de la empresa en las redes sociales? Y si esa voz tiene una opinión política, tarde o temprano se la ligará a la marca. Nadie está exento en la red a la hora de establecer conexiones. Si pretendemos mantener un perfil en Linkedin, también debemos cuidarlo desde Facebook y Twitter.
Soy CM y no puedo opinar sobre política. Es la realidad que nos toca en un medio que nos tienta a bajar la guardia y que nunca podemos darnos el lujo de subestimar.
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