Si bien siempre he sostenido que las empresas no pueden ingresar al mundo 2.0 con el sólo objetivo de vender, ni hacer de las promociones y campañas publicitarias su único contenido, tampoco se trata del extremo opuesto y de caer en la ingenuidad de que los usuarios deciden seguir las cuentas comerciales en las redes sociales sólo porque desean entablar una amistad con ellas.
Como community managers abocados a la humanización de las marcas, la transparencia y el feedback genuino, criticamos tanto a las empresas que no conversan en las redes y estamos tan atentos ante cualquier intento de spam, que a veces podemos terminar confundiendo nuestros propios deseos de engagement con las verdaderas necesidades del usuario.